LA MAGIA DE LAS POSICIONES
¿CUÁL ES LA MEJOR DE LAS POSICIONES SEXUALES?
La práctica es la clave
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En materia sexual, las comparaciones no tienen cabida, porque la sexualidad es un gusto, y lo que fascina a unos le resulta insípido a otros y hasta chocante a algunos. Por eso no hay posiciones ni mejores ni peores, pues cada una aporta diversas sensaciones.
Solo el tiempo dirá a cada pareja cuáles son las posiciones más gratificantes, y estas van acaparando el escenario íntimo hasta convertirse en parte habitual del menú sexual. Desde luego, esto guarda estrecha relación con las variables personales, vivenciales y físicas de ambos miembros de la pareja.Es importante destacar que rara vez una posición sexual es satisfactoria al primer intento.
En la mayoría, solo con la práctica las parejas alcanzan el nivel de destreza necesario para que el deleite aflore. Con frecuencia, estorba el codo, un pie, el pelo. En fin, la fluidez en la realización depende de uno, dos, tres o más ensayos, y la ejecución impecable lleva su tiempo.Por este motivo, no es recomendable experimentar posiciones complicadas con una nueva pareja. Usualmente, para estas posiciones se requiere de un entendimiento amplio entre los amantes, tanto que siempre es recomendable ensayar en falso, para afinar detalles y probar si son gratas y confortables.
En el momento en que una posición incomode o cause molestias, de inmediato se debe cambiar a una más cómoda, con el fin de no afectar ni interrumpir el deleite sexual. Las parejas que se conocen saben muy bien qué hacer y cómo hacerlo, por lo cual la espontaneidad reina sin contratiempos.Aquellos que dan sus primeros pasos en el mundo sexual se preguntan para qué tantas posiciones si la diferencia entre unas y otras a veces es mínima.
El tiempo les enseñará que en eso reside la magia de la sexualidad. Pequeñas variaciones: un brazo por acá o por allá, una pierna que se levanta o se baja, una cadera que se mueve o, por el contrario, que se queda inmóvil, son los detalles que pueden transformar una posición insípida en una fuente desmedida de placer.
La reproducción es instintiva. El arte de hacer el amor no. Por el contrario, es una destreza que se aprende después de experimentar y ensayar largas y largas horas. Pero "hacer el amor" es algo más que técnica: se requiere cierta química y, sobre todo, ganas. Ninguna posición cambiará la vida sexual o emocional.
Podrá diversificarla, hacerla más grata, y algunos descubrirán nuevas sensaciones, pero difícilmente producirá cambios radicales.En el ABC de la sexualidad, siempre se recomienda que la mujer pruebe algunas posiciones en las que ella se coloca encima del varón, cabalgándolo mientras él está acostado.
Esto permite a la mujer mover libremente la cadera y controlar la profundidad de la penetración, así como el ritmo de los movimientos, con lo cual le resulta más fácil alcanzar el orgasmo. Además, así no carga con el peso de la pareja, situación que a veces es un gran distractor. Para hacer el amor, hay que tener ganas. Si no hay ganas, probablemente cualquier posición parecerá tediosa y hasta vulgar, porque el secreto y la magia los aportan los amantes. Cuando esa magia no está, sin lugar a dudas se debe consultar.