ME DEJÓ PORQUE ME DESPIDIERON
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Soy un hombre divorciado 49 años. Yo tenía una relación de un año con una mujer de 24 años, siempre la sentí algo interesada, pero pensé que era una cosa de la edad. Ahora con la PANDEMIA, perdí mi trabajo, y con la pensión que tengo, quedé mal económicamente, sobre todo porque nunca he sido de tener ahorros. Ella apenas se dio cuenta me dejó. Lo que más me dolió fue que me dijo, “sin plata no tiene gracia estar con usted”.
Las relaciones por interés abundan en nuestra sociedad y de cierta manera existe un aplauso social hacia ese tipo de relaciones. Diríamos que estamos enfrentando una crisis de valores. Nuestra cultura se ha vuelto una cultura del alarde, en donde el prestigio no surge del trabajo, sino más bien de la ostentación. Se ostentan carros, alhajas, tecnología y aunque suene degradante se ostentan parejas, al margen del sentimiento que se profesen.
Bajo estas circunstancias que imperan en la actualidad es entendible que muchos de esos vínculos ficticios se desvanezcan cuando se enfrenta una adversidad económica y no debe sorprender en el sentido que, si la razón por la que se crean estas relaciones es el beneficio económico, cuando este beneficio se pierde, es claro que la relación pierde su razón de ser. Esto nos deja claro, que en las relaciones superfluas e interesadas no hay cabida para el sentimiento, el afecto, y el mutuo auxilio, característico de las relaciones genuinas.
Todos en menor o mayor medida somos presa de la cultura, sin embargo, en la medida de lo posible debemos huir de sus “modas y modismos” y procurar establecer vínculos genuinos tanto el plano afectivo, una auténtica relación de pareja, como en el plano fraterno, amigos de verdad.