Soy un hombre 45 años. Hace poco Antonio Conte el entrenador del Inter de Milán les dijo a sus jugadores que para no desgastarse físicamente tuvieran pocas relaciones, que la tuvieran estando abajo, es decir no encima de la mujer, y ojalá que fuera con sus esposas. Yo fui a un congreso de la FIFA en la que usted dio una charla y recuerdo que usted dijo que eso no es cierto. Ahora me queda la duda.

Siempre que podemos aprovechamos la oportunidad para hablar con los preparadores físicos y con los entrenadores sobre la sexualidad y los deportes. Por eso, siempre acepto con gusto dar charlas para la FIFA y en ellas insistimos en que las relaciones sexuales no afectan el rendimiento deportivo, tanto para los futbolistas como para el resto de atletas de las diversas disciplinas.

De igual manera, la posición que se asuma durante el acto sexual no representa ningún problema físico en el tanto el deportista esté sano y sin lesiones. De tal forma que esa parte de las declaraciones del connotado entrenador son más vivenciales que científicas.

Sin embargo, tiene mucha razón cuando menciona la vida sexual con la pareja habitual en el sentido que es frecuente tanto en atletas como en la población general que cuando se tienen relaciones causales con desconocidas el sexo vaya acompañado del consumo de licor, en ambientes cargados de humo, y que esa salida incluya acudir a discotecas hasta horas de la madrugada, factores que sin lugar a dudas repercuten de manera significativa en el desempeño deportivo. Además, es frecuente que en algunos de esos ambientes prevalezcan las drogas, con lo cual aumenta el riesgo de consumo para el deportista con todos los efectos ya conocidos.