PREGUNTAS COTIDIANAS
PASAMOS TOMANDO EN NAVIDAD
Tabla de Contenidos
Soy una mujer casada de 36 años. Tenemos dos niños de 4 y 6 años. Desde que nacieron mis hijos no hemos podido disfrutar las navidades porque nos vamos a la playa con los familiares de mi esposo y como ninguno de ellos tienen niños, estos días se vuelven una sola “tomadera”. Todo el día se pasa en actividades de adultos y siento que mis hijos no están viviendo una autentica navidad en familia. Yo se que es algo quizás sin importancia, pero me molesta y me preocupa.
En estos días hemos hablado de la magia de la Navidad y ya es cuestión de horas para que llegue el Niñito Dios. Sin darnos cuenta, muchas vivencias de la infancia se hacen presentes. Los juguetes, el portal, el árbol, las lucecitas, los tamales, el olor a ciprés crean el escenario ideal para chirotear y disfrutar todo el día. Sí, de eso se trata la Navidad, de darle un respiro a lo solemne y dar rienda suelta al niño interno para disfrutar a granel de todo lo que la Navidad ofrece.
Cada cosa tiene su tiempo, y es tiempo de Navidad y seamos claros, la Navidad es solo para niños, es prohibida para mayores, es prohibida para gruñones, es prohibida para formales, es prohibida para cohibidos.
De lo que se trata es de disfrutar como cuando éramos niños, es volver a sentir aquello que sentíamos en la infancia. La ilusión de días interminables satinados de juegos y risotadas, sin que existiera un solo espacio para el cansancio, de eso se trató siempre la Navidad. Jugar, jugar y jugar sin parar.Hemos pasado todo el año diciéndole sí al mundo, por eso en estos días en que Santa recorre el planeta, debemos evitar los compromisos, esas fiestas de adultos aburridas que abundan por ahí, esas tertulias insulsas entre tragos y cigarros, esas visitas desagradables que se hacen por cumplir. Por eso debemos seleccionar con cuidado las actividades de Navidad y fin de año y poner por encima de todo, la diversión personal, familiar y de pareja.
Es momento de sentarse a jugar con los chiquillos, de llevarlos a la Sabana, a la plaza de la esquina, a la cancha del barrio a jugar largo y tendido. Es momento de asolearse como hace mucho no lo hacemos, es momento de comer con la familia y hablar, y hablar y hablar de todo lo ocurrido en el año.
Es momento de que todos juntos en casa, veamos esas buenas películas que abundan en Navidad. Si a esta altura no ha hecho tamales, ni a puesto el árbol ni el pasito, todavía está a tiempo. Recuerde, la idea es que no se pierda de nada. Y desde luego podemos aprovechar el nacimiento del Niño Dios para inculcarle valores a sus hijos.