Soy un hombre divorciado de 56 años. Me divorcié hace ya diez años y he tenido muchas relaciones, pero todas informales. Mis hijos ya hicieron su vida. Ahora que he estado prácticamente todo el día en mi casa, me he dado cuenta lo solo que estoy. Con tantas amigas y casi ninguna se comunica conmigo y solo algunos amigos de vez en cuando me escriben. Siempre fui muy popular y creo que era porque siempre pagaba las cuentas de todos en el bar. 

De todos es sabido que en los malos tiempos nos damos cuenta con quien contamos. Y desde luego que la PANDEMIA nos ha dejado muchas enseñanzas en el plano individual. En estos días sobran los ejemplos de aquellos que han necesitado de un empujón económico, y no han encontrado quien les ayude, los que han lidiado con un quebranto de salud y han tenido que enfrentarlo sin ayuda, los que enfrentaron pérdidas de seres queridos y nadie los consoló, y desde luego, los olvidados que son aquellos que teniendo “amigos” a granel, han tenido que lidiar con la soledad.

Aunque muchos se dan por sorprendidos y se sienten dolidos, en la mayoría de los casos era claro y evidente que eso iba a suceder, porque en nuestra sociedad muchos pasan la vida cosechando falsas amistades, amores de temporada, relaciones por interés, y vínculos por estatus.

Por eso, en estas horas tristes que nos ha condicionado el CORONAVIRUS, es momento de pasar lista y darnos cuenta con quien contamos. Habrá familiares que dieron la talla, y otros que no hicieron honor a los lazos de sangre. Amigos que dijeron presente y amistades que nos dieron la espalda. Amores que nos endulzaron estos días y romances que el virus se llevó.

Sin lugar a dudas, los malos tiempos dejan en evidencia a las malas personas que hay en nuestras vidas y nos da la oportunidad de cultivar relaciones sinceras y genuinas, desde luego para ello tenemos que ser sinceros y genuinos.