Los nuevos hallazgos de la
SEXUALIDAD EN EL EMBARAZO
Los beneficios para el niño, la madre y el parto
Tabla de Contenidos
Durante el embarazo la sexualidad en terminos generales no provoca ninguna alteración a la madre o al niño ni perjudica la evolución del embarazo, al contrario, en algunos casos mejoran el pronósitco del parto y hacen sentirse a la mujer más querida durante esos meses. En algunas situaciones especiales es recomendable no sostener relaciones sexuales con penetración en este periodo. La decisión la debe tomar el médico que lleva el control prenatal de la madre.
Encuentre información al respecto con temas como: ventajas de la vida sexual en el embarazo, fidelidad en el embarazo, posiciones sexuales recomendadas para las diferentes etapas del embarazo, asi como situaciones especiales que impiden el coito. También encontrara información acerca de sexualidad en la mujer que amamanta y mitos de la sexualidad en el embarazo.
INTRODUCCION
En nuestra cultura, nos cuesta concebir la vida sexual durante el embarazo. Olvidamos que los embarazos son producto de las relaciones sexuales y, más aun, consideramos que el embarazo convierte a la mujer en un ser asexuado que debe dedicarse de lleno al cuidado de su gestación.
También nos cuesta ubicar el concepto de madre junto al concepto sexual, como si desconociéramos que todas las madres ostentan esta condición precisamente por su vida sexual.
De igual manera, resulta curioso que se hable tanto sobre los niños y tan poco sobre el sexo, siendo este el origen de los niños, como si todavía quisiéramos obviar que venimos al mundo gracias a la sexualidad. Todas aquellas mentiras de que los niños nacían en repollos o que los traía la cigüeña desde París, han sido parte de ese intento de separar lo inseparable: el embarazo y la sexualidad.
Todo esto tiene una explicación histórica. Durante siglos la sexualidad fue vista con malos ojos; se la señaló como fuente de males y claudicaciones, dentro de los cuales se describían severos efectos sobre el cuerpo y, más aun, sobre el alma. En los dos últimos milenios se tejieron muchos tabúes, mitos y mentiras destinados a atemorizar a la población para que disminuyera su vida sexual.
Se comprenderá con facilidad que todos estos temores se magnificaban cuando se hablaba de esa abominable actividad durante el embarazo. Hoy persiste ese legado, y por eso existe una enorme desinformación en torno al tema de la vida sexual durante esos maravillosos nueve meses.
GENERALIDADES
En términos generales, la vida sexual durante el embarazo no provoca ninguna alteración a la madre ni al niño, y tampoco perjudica la evolución del embarazo.
Como detallaremos más adelante, ante la presencia de ciertas enfermedades es recomendable no sostener relaciones sexuales que impliquen penetración vaginal. Pero es muy importante mantener las muestras de afecto, cariño y ternura a lo largo de la gestación, y no suspender por ninguna razón los besos, los abrazos y las caricias.
Este capítulo brinda una visión científica sobre el amplio tema de la sexualidad durante el embarazo, pero no pretende sustituir las recomendaciones específicas y personales que emite el médico.
LA FIDELIDAD DURANTE EL EMBARAZO
Un período tan grato y fantástico como el embarazo, debe aprovecharse para solidificar el vínculo afectivo, emocional y vivencial. Es nuestro deseo y nuestra recomendación que la monogamia sea siempre el común denominador de las parejas, máxime durante la gestación, donde la fidelidad es sumamente importante porque protege la salud de ambos miembros de la pareja y la del futuro niño.
Puede sorprender al lector que abordemos este tema, pero se han estudiado con detalle los hábitos sexuales de la población y se reportan, cada vez más, conductas muy riesgosas, tanto antes del embarazo como durante este.
Aunque resulte doloroso, es necesario señalar que, según lo describen algunas investigaciones, es frecuente que el varón tenga relaciones sexuales con otras parejas durante la gestación. Esta conducta encierra un enorme peligro para la integridad del niño dentro del vientre, en el sentido de que lo expone a una infección. Es decir, en estas aventuras, el varón se puede infectar y luego puede contagiar a la madre y, por ende, al niño.
Lo ideal es que la monogamia se mantenga a lo largo de los nueve meses; pero, si no sucede así, se debe utilizar de manera estricta el preservativo, tanto con las nuevas parejas como con la mujer embarazada, para disminuir ese riesgo de infección.
Tal vez le extrañe al lector, pero en algunos casos la embarazada es quien inicia un vínculo afectivo y sexual con una nueva pareja (que no es el padre del bebé), y de esta manera también se expone al riesgo de contagio, que sería igualmente peligroso para el niño.
Esto es cierto en particular porque las enfermedades venéreas recientemente descubiertas no muestran síntomas, y por ello la persona no se percata de su presencia.
VENTAJAS DE LA VIDA SEXUAL DURANTE EL EMBARAZO
Hoy la ciencia indica que las relaciones sexuales durante el embarazo son seguras y conllevan grandes beneficios para la mayoría de las parejas, a saber:
• Son más seguras porque no hay riesgo de embarazo.
• Son más románticas.
• Estrechan el vínculo afectivo.
• Preparan los músculos vaginales para el parto.
• Provocan un estado relajante, el cual disminuye la tensión que implica el embarazo.
• Cerca del parto, propician las contracciones y la dilatación del cuello de la matriz.
• Hacen sentir a la mujer sexualmente atractiva y acompañada.
POSICIONES SEXUALES
Durante los nueve meses se puede asumir cualquier posición sexual. La elección la deben hacer ambos miembros de la pareja, guiados por la comodidad, sobre todo en las etapas finales del embarazo, donde el abdomen representa una barrera que dificulta algunas posiciones.
A la hora de elegir una posición sexual, debemos tomar en cuenta varias características. Así, debemos evitar las posiciones que:
• Requieren que la mujer realice grandes arcos de movilidad.
• Recargan el peso del varón sobre la mujer.
• Presionan el abdomen femenino.
• Impiden que la mujer tenga control de los movimientos y de la penetración.
• Exigen múltiples movimientos por parte de la embarazada.
• Propician una penetración profunda.
• Dificultan la respiración.
En contraposición, son muy producentes las posiciones que permiten:
• Las sensaciones en la mujer de comodidad y seguridad.
• El control de los movimientos y de la penetración.
• Una respiración espontánea y profunda.
• La penetración lateral o posterior.
• A la mujer estar encima del hombre.
Con base en esas características, son muy recomendables las siguientes posiciones :
• La somnolienta
• La fusión y sus variantes
• El sometido y sus variantes
• La variante de la doma
• El perrito
Se debe interrumpir la relación sexual y consultar con el especialista ante la presencia de las siguientes manifestaciones:
• Dolor
• Sangrado
• Contracciones
• Salida de un líquido similar al agua de coco
• Ardor o irritación
• Molestias urinarias o de la vejiga
• Malestar difuso
LA SEXUALIDAD EN LAS DIFERENTES ETAPAS EL EMBARAZO
Aunque el embarazo es un fenómeno continuo destinado a la formación del bebé, se pueden identificar tres claras etapas por las que cursa el desarrollo del niño, las cuales provocan diferentes efectos sobre la madre y, por consiguiente, sobre la vida sexual.
Por eso, lo ideal es describir las repercusiones del embarazo sobre la sexualidad en cada una de estas etapas, que son:
• Proceso de formación del embrión: corresponde al primer trimestre.
• Proceso de desarrollo del feto: corresponde al segundo trimestre.
• Proceso de maduración y ganancia de peso fetal: corresponde al tercer trimestre.
PRIMER TRIMESTRE
Los primeros noventa días de embarazo suelen ser muy notorios para la mujer, quien tiene que lidiar con la presencia de náuseas, vómitos, mareos, ascos; en fin, todas estas manifestaciones digestivas producidas por las hormonas placentarias y que, muchas veces, motivan a realizarse exámenes para corroborar el embarazo.
Desde el punto de vista físico, no hay limitaciones para la vida sexual; es decir, los órganos sexuales femeninos no han sufrido cambios importantes, de manera que el coito y buena parte de las diferentes actividades sexuales se pueden realizar.
Las náuseas y vómitos, entre otros malestares, pueden provocar una disminución franca en el deseo sexual, que produce un fuerte descenso de la frecuencia de relaciones sexuales. La mujer se siente indispuesta, no con el sexo, sino con todo, tanto que usualmente los médicos incapacitamos por varios días a la mujer en esta etapa.
La capacidad de excitarse y la de sentir el orgasmo no se modifican. Sin embargo, son afectadas por esa baja tan significativa del deseo sexual. Por ello, aunque la mujer disfrute las relaciones sexuales, no las apetece.
SITUACIONES QUE IMPIDEN EL COITO
Si bien durante el primer trimestre del embarazo la vida sexual se puede mantener de manera espontánea, algunos eventos obligan al médico a prohibir las relaciones sexuales, a saber:
• Amenaza de aborto
• Sangrado de origen no determinado
• Infecciones vaginales
• Irritación vaginal de origen no determinado
• Infecciones urinarias
• Enfermedades venéreas en alguno de los miembros de la pareja
• Enfermedades contagiosas en alguno de los miembros de la pareja
• Embarazo gemelar
Es importante destacar que, excepto cuando el médico señale lo contrario, en todas estas situaciones no se deben tener relaciones sexuales, es decir, coito, o mejor dicho penetración; pero todo el resto de prácticas sexuales, como el sexo oral, los besos, las caricias y la masturbación, se pueden realizar perfectamente.
SITUACIONES ESPECIALES
Durante este período, quizás la variable más importante sea de tipo emocional, y se refiere a todas las circunstancias en las que se produce el embarazo. Así, para la madre que está esperando con ansias un bebé, este período representa una etapa excepcionalmente feliz y llena de regocijo y plenitud. Esta situación tiende a repercutir positivamente en la relación de pareja, tanto en el plano afectivo como en el sexual.
En contraposición, a la madre que por su edad o por su situación económica o familiar no desea lidiar con un bebé, esta etapa le implicará fuertes adaptaciones psicológicas y sociales, que pueden inhibir fuertemente el deseo sexual y hasta provocar una aversión sexual.
Cabe subrayar la situación adversa de la joven que, en plena secundaria, se embaraza. Tiene que enterar a sus padres, teme por la reacción familiar, es vista con distancia por parte de sus compañeros, y se ve obligada a abandonar los estudios. Ante un porvenir tan cerrado, sin duda la sexualidad pasa a un segundo plano.
Para la mujer que planeaba una separación, la presencia de un embarazo representa la prolongación del vínculo, lo cual puede ser peligroso cuando son cruentas las razones por las cuales opta por la separación, como el maltrato y la violencia, entre otras.
Situaciones similares se viven en los hogares donde el dinero no alcanza. La noticia de un nuevo bebé puede conducir a reproches mutuos, recriminaciones, angustia, pesimismos y conflictos de pareja, que los distancia sexualmente y, en muchos casos, de manera irreversible.
SEGUNDO TRIMESTRE
Durante este período, la mujer ya se ha familiarizado con la idea de estar embarazada; los achaques, sobre todo de tipo digestivo, han disminuido y en la mayoría de los casos desaparece. Todo esto repercute de manera positiva sobre el deseo sexual y se traduce en un aumento de la frecuencia de relaciones sexuales.
El cuerpo va experimentando cambios evidentes: el abdomen crece, el peso aumenta, la cara se vuelve redonda, pero estos no representan ningún problema para la actividad sexual. Por eso, tanto el deseo como la excitación y el orgasmo se mantienen intactos en esta etapa.
Para este segundo trimestre, los pechos han alcanzado un gran volumen, se vuelven además congestivos, tensos, calientes, y dolorosos en algunas mujeres sensibles. Esto puede provocar cierta restricción, en el sentido de que estas mujeres no desean que el pecho sea tocado ni succionado en el acto sexual.
Esta etapa es una auténtica transición, en la cual van cediendo las manifestaciones del primer trimestre y apenas van apareciendo los cambios característicos del final del embarazo. De este modo, la vida de la mujer en muchos aspectos, entre ellos el sexual, se vitaliza y se estabiliza.
SITUACIONES QUE IMPIDEN EL COITO
Durante el segundo trimestre del embarazo, la vida sexual puede cursar espontáneamente. Sin embargo, existen ciertas entidades por las cuales el médico prohíbe las relaciones sexuales, a saber:
• Amenaza de parto inmaduro
• Infecciones urinarias
• Sangrado de origen desconocido
• Placenta previa
• Ruptura prematura de membranas
• Infecciones contagiosas en algún miembro de la pareja
• Nuevos compañeros sexuales
• Enfermedades venéreas en algún miembro de la pareja
• Infecciones vaginales
• Irritación vaginal
• Aborto habitual
• Embarazo gemelar
Tal como mencionamos en el período anterior, salvo que el médico señale lo contrario, en todas estas situaciones no se pueden tener relaciones sexuales, es decir, coito, o mejor dicho penetración; pero todo el resto de prácticas sexuales, como el sexo oral, los besos, las caricias y la masturbación, se pueden realizar perfectamente.
SITUACIONES ESPECIALES
Mencionábamos que, desde el punto de vista físico, ya se nota una serie de cambios, entre los cuales se destaca el abultamiento del abdomen, la hinchazón en los pies, las estrías, así como el aumento de peso. En algunas mujeres, esto puede lesionar su autoestima, al apreciarse tan lejos de los estereotipos de belleza, de delgadez extrema, imperantes en la actualidad.
Esta situación puede inhibir en algún grado sexualmente a la mujer, y ahí es donde el varón juega un papel capital, para bien o para mal. Si el varón se muestra comprensivo y cariñoso, facilitará la aceptación de su pareja a su nueva apariencia; por el contrario, si se muestra distante, esquivo o hasta burlesco, propiciará un distanciamiento difícil de superar posteriormente.
También en esta etapa, muchas mujeres buscan formas para contrarrestar estos cambios físicos: algunas se someten a dietas, otras usan medicamentos para adelgazar y otras se tallan. Todas estas medidas atentan contra la buena evolución del embarazo y pueden dañar al bebé.
TERCER TRIMESTRE
Esta es la etapa mítica del embarazo. Las modificaciones corporales alcanzan niveles extraordinarios difíciles de imaginar, tanto para la mujer como para su pareja; y, hay que ser sinceros, incluso para los médicos resultan increíbles todos los fenómenos que ocurren durante este período.
El crecimiento del abdomen se incrementa de manera altamente significativa, al extremo que en muchos casos el ombligo se revierte como si fuera un botón o una chupeta.
Las piernas se hinchan y la mujer adquiere la típica marcha de pato, es decir, camina sacando el abdomen y moviendo los brazos hacia atrás.
Un acto tan simple y rutinario como la respiración, se vuelve difícil, y es común que a muchas embarazadas les falte el aire cerca del noveno mes.
Todos estos cambios monumentales provocan un nuevo distanciamiento sexual de la mujer, muchas veces porque el sexo pierde importancia ante tanta modificación corporal.
Desde el punto de vista sexual, la mujer no es la misma: el abdomen le impide asumir ciertas posiciones durante el acto sexual, y su capacidad de movimiento se ve fuertemente limitada, sobre todo en la cama, en donde volverse de un lado a otro puede ser toda una odisea.
Vaginalmente, el descenso del niño presiona la vejiga, lo cual provoca el deseo frecuente de orinar, que muchas veces aflora en plena relación sexual.
La excitación y el orgasmo se mantienen intactos en la mayoría de las embarazadas; pero, al igual que en el primer trimestre, son abolidos por esa disminución tan considerable del deseo sexual, producto de las modificaciones corporales. Aunque la mujer puede disfrutar las relaciones sexuales, no las apetece.
SITUACIONES QUE IMPIDEN EL COITO
Durante el tercer trimestre del embarazo, la mayoría de las mujeres puede tener una vida sexual espontánea. No obstante, el médico puede prohibir las relaciones sexuales si se presenta alguna de las siguientes situaciones:
• Amenaza de parto prematuro
• Infecciones urinarias
• Sangrado de origen desconocido
• Placenta previa
• Ruptura prematura de membranas
• Infecciones contagiosas en algún miembro de la pareja
• Nuevos compañeros sexuales
• Enfermedades venéreas en algún miembro de la pareja
• Infecciones vaginales
• Irritación vaginal
• Embarazo gemelar
Como lo hemos venido indicando en los trimestres anteriores, salvo que el médico señale lo contrario, en todas estas situaciones no se deben tener relaciones sexuales, es decir, coito, o mejor dicho penetración; pero todo el resto de prácticas sexuales, como el sexo oral, los besos, las caricias y la masturbación, se pueden realizar perfectamente.
SITUACIONES ESPECIALES
Del parto casi no se habla. Se lo ha querido minimizar y restarle el factor heroico que encierra por sí mismo. Pero debemos ser claros: el parto es la experiencia más intensa de la vida, por encima de cualquier actividad, incluyendo las caminatas espaciales, la lucha cuerpo a cuerpo con un cocodrilo, o lo que el celuloide quiera inventar y aplaudir.
Ante este acontecimiento tan espectacular, la mujer naturalmente experimenta un miedo intenso y natural, que es tripartito. Por un lado, teme por el dolor al momento del parto, el cual nadie duda que es magno. Por otro lado, teme por ella misma y por las eventuales complicaciones. Pero, ante todo, teme por su hijo: si nacerá bien, si vendrá con alguna malformación, si estará enfermo; en fin, teme por cada detalle del nacimiento. No en vano Jorge Debravo escribió: Hijos, para saber lo que es el miedo.
Este miedo se produce desde el mismo instante en que la madre se entera de su estado, y se va acrecentando a lo largo de los nueve meses. Una vez más, el varón juega un papel crucial, por cuanto debe brindar la seguridad y el refugio emocional que la mujer necesita.
Para la mujer es muy importante sentirse respaldada, poder contar con su pareja, que la acompañe al control prenatal y que esté cuando se inicien las contracciones.
Las estadísticas nacionales destacan que, en la mitad de los embarazos, el varón está ausente, y que solo asume la paternidad si es obligado por medios legales.
Toda esta dinámica crea un vacío emocional muy intenso. El desdén del varón, o su ausencia, puede provocar efectos inhibitorios sobre la sexualidad, no solo en este trimestre, sino que con frecuencia cala a lo largo de la vida.
Ante tal comportamiento, la mujer queda con la sensación de que fue utilizada y de que, aunque el embarazo solo se logra entre dos, el embarazo y el parto significan soledad.
REFLEXIONES: EL VARON Y EL EMBARAZO
En general, se tienden a mencionar las situaciones enfrentadas por la mujer a lo largo de los nueve meses, y comúnmente se excluye lo que acontece con el hombre. Es importante destacar las siguientes situaciones:
Es frecuente que el varón no logre comprender todas las modificaciones que su pareja experimenta durante el embarazo, y que interprete muchas de las negativas sexuales de la mujer como simples caprichos. En esta dinámica es esencial el papel del médico, quien debe explicar todos los fenómenos que la mujer enfrenta, de forma que el varón entienda lo intricado de la gestación.
Muchos varones se distancian sexualmente, porque temen que las relaciones sexuales dañen al niño. Muchas veces ese distanciamiento ocurre de manera silente, es decir, sin comentarlo con la mujer, y ella puede interpretarlo como un rechazo porque ya no es físicamente atractiva.
Algunas veces el varón se siente con permiso para buscar la actividad sexual fuera del hogar ante la negativa de su pareja. Esto los aleja más, justo en el momento en que es más importante un vínculo fuerte.
En ocasiones la suegra asume un rol protagónico en la dinámica familiar, lo cual puede provocar roces entre la pareja o que el hombre se refugie en otros ambientes, como el trabajo, los amigos o el deporte.
Como sugerencia para todo el período de gestación, independientemente de que se produzca un alejamiento sexual, deben mantenerse en pareja las actividades sociales, los pasatiempos y entretenimientos, porque esas vivencias suelen ser muy gratificantes para ambos y propician la cohesión emocional.
Sin duda el embarazo es una responsabilidad demasiado grande para muchos varones, y eso explica el alto porcentaje de hijos sin padre que hay en nuestra cultura. Es deber de toda mujer usar las leyes vigentes, incluyendo las pruebas de ADN, para que el hombre asuma al menos las responsabilidades económicas de traer un niño al mundo.
Los varones que asumen completamente el embarazo, acuden al control prenatal, están presentes al momento del nacimiento, complacen los antojos de su mujer, están al tanto de todo, y hasta llevan los cursos de preparación para el parto.
Afortunadamente, cada vez más hombres optan por zambullirse de lleno en la paternidad, por cuanto han descubierto los placeres que emanan de la responsabilidad de ser padre, pareja y, sobre todo, hombre en el sentido amplio de la palabra.
IMPLICACIONES SEXUALES DEL PARTO
Nuestra experiencia nos señala que, si el nacimiento se realiza a través del parto vaginal, es imperioso que el médico se dé a la tarea de restaurar minuciosamente los músculos que suelen romperse, ya sea por los desgarros provocados por el niño o por el piquete.
Es común observar a muchas mujeres en quienes esta reparación no se realizó completamente, y al cabo de unos años desarrollan una alteración llamada cistocele, que es la condición en la cual la vejiga se baja.
El cistocele da varios síntomas, como la salida involuntaria de orina al toser, estornudar o hacer algún esfuerzo. En etapas tardías, la vejiga protruye por la cavidad vaginal, y se ve como una pelota rosada que sale por la vagina.
También se puede producir un rectocele, condición en la cual las paredes vaginales se debilitan tanto, que el recto tiende a salirse por la cavidad vaginal, y esto provoca dificultades para la defecación, así como estreñimiento. Al igual que con la vejiga, en casos severos el recto protruye por la cavidad vaginal, y se ve como una pelota rosada que sale por la vagina.
También, se puede producir un desgarro perineal crónico. En esta entidad, la mujer pierde mucha de la tensión de los músculos vaginales, de forma que la vagina queda distendida, relajada y abierta.
En las mujeres que sufren esta condición, la vagina es muy grande y carece de la capacidad de contraer los músculos vaginales que provocan la plataforma orgásmica , y por eso ven disminuido el placer sexual.
Por otra parte, el esposo se queja de que la vagina ciertamente quedó más grande y relajada y que el pene es insuficiente para llenarla. Por eso, la penetración deja de ser gratificante, tanto para ella como para él.
Algunas mujeres sufren los tres cuadros simultáneamente: presentan cistocele, rectocele y el desgarro perineal crónico, con lo cual enfrentan problemas urinarios, fecales y sexuales.
Así mismo, con el parto puede suceder que los desgarros o el piquete cicatricen de manera anómala y generen después dolor al momento de la penetración. Esta situación no es tan usual, pero se debe tener presente.
IMPLICACIONES SEXUALES DE LA CESAREA
En términos generales, el nacimiento a través de la cesárea es muy seguro y no tiene repercusiones negativas sobre la sexualidad femenina.
Por esta razón, los sexólogos instruimos a la paciente acerca de los beneficios de este procedimiento, pues existe la creencia generalizada de que es peligroso para la madre y para el niño, lo cual definitivamente no es cierto.
EL POST PARTO
LA SEXUALIDAD EN LA MUJER QUE NO AMAMANTA
Después del nacimiento, la mujer experimenta una serie de cambios que le permiten al cuerpo regresar al estado que ostentaba antes del embarazo. En general, todas estas modificaciones se producen en unas tres semanas.
Desde el punto de vista sexual, la mujer que no amamanta recupera muy rápido la ovulación y la actividad coital. Esta es una maniobra de la naturaleza, que interpreta que la ausencia de lactancia, como un indicativo de que el niño murió y de inmediato activa los diferentes mecanismos de la reproducción, entre ellos el interés sexual
La sexualidad se ve deteriorada si las heridas del parto o de la cesárea se complican con procesos infecciosos. En estas circunstancias, el médico podría optar por suspender cualquier actividad coital hasta que la mujer se recupere del todo.
Físicamente, las mujeres que no lactan están habilitadas para la actividad sexual en un período muy corto. Sin embargo, desde los puntos de vista psicológico, emocional y social, muchas requieren lapsos mayores para reiniciarla.
Las faenas que implica el nuevo ser, como alimentarlo a lo largo de la noche, asolearlo, cuidarlo, así como el temor a cualquier infortunio, más todas las labores del hogar, son usualmente situaciones muy desgastantes que inhiben el deseo sexual.
LA SEXUALIDAD EN LA MUJER QUE AMAMANTA
En la mujer que da de mamar, se produce la misma dinámica citada anteriormente, pero además se libera una hormona llamada prolactina, la cual produce dos modificaciones. Esta hormona actúa en la región cerebral inhibiendo el deseo sexual, y en el área vaginal adelgaza las paredes y provoca que las relaciones sexuales resulten irritantes, molestas o hasta dolorosas.
Este mecanismo de la naturaleza pretende evitar que la mujer se vuelva a embarazar durante el amamantamiento, y de esa forma se dedique de lleno al niño.
De manera jocosa y positiva, es importante señalar que una gran cantidad de varones disfruta con la lactancia; el seno les parece más atractivo al estar turgente y grande, y muchos se deleitan con el sabor de la leche materna, con la sensación de succión y con lo tibia que le resulta la leche a la boca.
A otros más atrevidos les complace que la mujer los pringue con la leche en diversas partes del cuerpo. Esto es totalmente normal y forma parte del potencial de la sexualidad.
En el caso de la mujer, algunas se sienten contrariadas al experimentar sensaciones placenteras y hasta auténticos orgasmos cuando el niño succiona los pezones. Esto es normal y es producto de las oleadas hormonales producidas por la succión.
SITUACIONES ESPECIALES
Después de nacer el bebé, la pareja entra en una nueva vida y nada volverá a ser igual: las conductas, los roles, las actividades, cambian totalmente y para siempre. Una vez más, ambos miembros de la pareja deben asumir estos cambios con madurez.
Se percatan de que ahora tienen más responsabilidades, así como menos tiempo para estar juntos. A esto se suma el hecho de que a menudo el niño, con sus sonrisas, se gana por completo el afecto y el tiempo de los padres.
La madre, que ha sido el foco de atención a lo largo de los nueve meses, observa cómo el infante ahora acapara el interés de los diversos miembros de la familia. En algunas ocasiones, esto puede ocasionar descuidos y exigencias del resto de la familia hacia la mujer, sin considerar que apenas se está recuperando del parto.
El varón, que creía que luego del nacimiento la situación volvería a la normalidad, también puede sentirse relegado a un segundo plano. Esto podría llevarlo a buscar fuera del hogar el afecto y la atención que extraña, con lo cual se ausenta del hogar y, en muchas ocasiones, lidia con la infidelidad.
Es común que la mujer pida la compañía de su madre durante los primeros días. Aunque esta es una valiosa ayuda y representa una gran oportunidad de aprendizaje, también puede causar cierta tensión, sobre todo por las interrelaciones de la abuela con el resto de la familia, en especial con la pareja, lo cual puede repercutir negativamente en la esfera sexual.
MITOS SOBRE LA SEXUALIDAD EN EL EMBARAZO
A continuación enumeramos una serie de conceptos errados que pertenecen al saber popular. Aun cuando ninguno de ellos es cierto, suelen provocar fuertes inhibiciones sexuales durante el embarazo.
• El pene golpea al bebé y le puede dañar la cabeza.
• El semen intoxica al bebé.
• Las relaciones sexuales al inicio del embarazo provocan abortos.
• Las relaciones sexuales provocan sangrados placentarios.
• La masturbación provoca partos prematuros.
• La vida sexual durante el embarazo seca la leche.
• Las relaciones sexuales provocan malformaciones en el niño.
• Las relaciones sexuales solo dañan si el bebé, es del sexo masculino.
• La cesárea daña la sexualidad de la mujer.
• La cesárea disminuye lo femenino de una mujer.
• El parto entre más doloroso mejor.
• La mujer que no tiene los hijos por parto vaginal es menos mujer.
• La lactancia impide que el cuerpo recupere su forma