NO PUEDO CON UN HOMBRE BUENO PERO VAGO
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Soy una mujer de 28 años en unión libre. Me fui a vivir con mi pareja al inicio de la CUARENTENA. Teníamos un año de conocernos. Él tenía diez meses de estar sin trabajo y con la PANDEMIA el tiempo se ha alargado. El punto es que él no hace por dónde, vive feliz sin hacer nada en la casa, pasa metido en internet o viendo televisión y no le molesta que yo pague todo. Él es “buena gente”, bueno en la cama, pero vago y eso a mí me choca mucho.
El trabajo es parte de la vida de todos los seres humanos y aun cuando se suele ver como una carga, los estudios son claros en señalar los enormes beneficios de ganarse el pan nuestro de cada día con el sudor de la frente sobre todo en la salud mental. Resulta sorprendente ver que alguien pueda vivir a costas de otro, más aún cuando es la pareja, quien se debate en el día a día con las faenas laborales.
Esta conducta desde luego, que es atípica y algunas veces se origina en una dinámica muy personal que data del núcleo familiar y que es difícil de superar. Hay gente “vaga” sin duda, y algunos de ellos no tienen remedio. Sin embargo, en algunas ocasiones, estas conductas de holgazán esconden un cuadro depresivo. Verse sin trabajo, no poder ganar el propio sustento, estar en la casa “sin hacer nada” puede afectar mucho la autoestima, el humor y generar problemas psicológicos. Como se comprenderá estas situaciones se han vuelto más común en estos días de PANDEMIA y CUARENTENA en que el trabajo escasea.
Muchos de estos cuadros depresivos requieren de un abordaje profesional, pero el primer paso es identificarlos como tal, de ahí la importancia de que se procure una conversación fraterna y profunda orientada no solo a buscar soluciones, sino también que permita identificar si se debe buscar ayuda cuanto antes.