Soy una mujer casada de 31 años. Desde la PANDEMIA mi esposo está en teletrabajo. Al inicio estábamos muy contentos porque él duraba más de dos horas en ir y venir del trabajo. El problema es que pasa todo el día viendo internet y video juegos, al punto que se le ha vuelto como una adicción. Ya lo amonestaron, pero sigue igual. Ha aumentado 7 kilos, no hace ejercicio, y casi no tenemos intimidad y pasa todo el día sentado frente a la “compu”. 

El teletrabajo representó una verdadera solución para muchas empresas y diríamos que fue gracias a la tecnología que nuestra sociedad logró superar el embate económico de la PANDEMIA. Además, ya la ciudades no son iguales, muchas personas trabajan desde sus casas, ahorrando todos los riesgos y peligros que conlleva movilizarse diariamente para ir al centro laboral.

El problema fue que el teletrabajo se instauró en el país en plena CUARENTENA, momento en el que teníamos fuertes restricciones para salir, los parques y lugares públicos estaban cerrados, y esto condicionó que cuando se levantaron las restricciones, muchos se habían acostumbrado tanto a esa nueva forma de vida, que siguieron con las mismas rutinas de la PANDEMIA.

Esto es particularmente perjudicial para aquellos que trabajan en línea, ya que pasan todo el día frente al computador tanto trabajando como divirtiéndose con videojuegos, navegando en internet o viendo películas y videos.

Algunas personas, han podido fácilmente dejar esas rutinas, pero otros requieren de ayuda profesional, ya que desarrollan verdaderas adicciones, tanto a los video juegos como a esa forma de vida, descuidando la salud, el trabajo y hasta la relación de pareja.