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ZONAS ERÓGENAS.

LAS ÁREAS CANDENTES DEL CUERPO.

Erotismo corporal

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LAS ÁREAS CANDENTES  DEL CUERPO.

En la década de los sesenta la ciencia descubre, para sorpresa de la comunidad científica, la existencia de las zonas erógenas, áreas distantes a los órganos genitales, capaces de desencadenar una respuesta sexual. Hasta entonces, se creía que la excitación y el orgasmo solo eran alcanzables a través de la estimulación del pene o la vagina.

Escribir al DR. Mauro Hoy

Al inicio, se describieron tan solo unas cuantas zonas erógenas. Pero, rápidamente, la lista se fue alargando hasta entender que el cuerpo, como un todo y en cada una de sus partes, guarda un potencial erógeno.Se comprendió que, a diferencia de la vista o del gusto, la sexualidad no es una función exclusiva de un solo órgano, que el ser humano es un ente sexual con un cuerpo capaz de responder sexualmente. Es decir, somos un ente erógeno.Sin embargo, el asunto no es tan sencillo en la práctica.

Con frecuencia, muchos se desilusionan cuando no consiguen respuestas placenteras al tocar su cuerpo o el de su pareja. Esto se debe a que, aunque las diversas partes del cuerpo están en capacidad de responder sexualmente, los estímulos necesarios y el tipo específico de caricia difieren de una persona a otra. Un roce suave por la espalda puede ser un aliciente sexual en unos, mientras en otros puede generar un desagradable e irritante cosquilleo.Algunas personas disfrutan de las caricias suaves, otras de las caricias firmes y otras de las caricias enérgicas.

Es usual que una misma persona prefiera estimulación de un tipo en unas áreas y requiera en otras una estimulación distinta.Desde luego, hay zonas muy sensibles por excelencia. El cuello, las orejas y la espalda son verdaderos campos minados, donde la caricia correcta puede llevar a explosivas sensaciones de placer. Otro hallazgo relevante es que, cuanto más distante de los órganos genitales se realice la caricia, más excitante resulta.

Esto es un verdadero acertijo. Cuesta entender que sea más intensa y provocativa la estimulación del cuello que la de los mismos órganos genitales, pero así funciona nuestro engranaje sexual. La caricia provocadora enciende más la llama de la pasión que el toque directo y sexual.Este concepto encierra una enorme utilidad práctica para las parejas que han tenido vida sexual por años.

Su exceso de familiaridad y conocimiento los lleva con frecuencia a evitar los preludios sexuales y tienen relaciones sexuales sin preámbulo. Se concentran en los estímulos estrictamente sexuales, sin la magia propia de las caricias y los estímulos no sexuales. Esto provoca un placer mate, seco, que sabe y, a la vez, no sabe. Es un placer sin deleite, que se interpreta como producto de la falta de la novedad, como parte del aburrimiento, cuando en realidad es una consecuencia de saltarse esas caricias enardecedoras.

Todo esto nos lleva a una conclusión muy difundida en el mundo de la sexología: la lengua es, quizás, uno de los órganos sexuales más importantes. Todas las parejas requieren de una comunicación constante y descriptiva, con la cual puedan expresar qué les gusta, cómo les gusta y cuáles estímulos les resultan desagradables. Ese entendimiento lo poseen los buenos amantes.

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