Los problemas sexuales masculinos son muy frecuentes en nuestra sociedad. Se calcula que la mitad de los hombres enfrenta o enfrentará problemas de erección. Afortunadamente, se pueden superar con los tratamientos médicos actuales.

El gran problema de hoy es que al varón no le gusta acudir al médico. Más bien se jacta de su salud. Se enorgullece de su bienestar y proclama a los cuatro vientos que nunca ha ido al doctor. Esta práctica presenta el agravante de que, cuando tiene un trastorno de salud, con ese afán de rehuir la consulta médica disimula o aguanta dolencias y malestares, por considerarlas transitorias o intrascendentes. 

Lo mismo sucede en el ámbito sexual. Cuando el varón padece problemas de erección, al inicio les resta importancia; luego los atribuye a la tensión y al estrés. Si la dificultad persiste, busca remedios caseros o consejos de amistades.
Existe la falsa creencia popular de que los problemas de erección se deben a una “baja en la testosterona”. Por eso muchos de estos hombres se automedican con preparados de testosterona, ya sea inyectados, tomados o en parche.
Estos preparados, en vez de ayudar, más bien incrementan el problema sexual. Además, afectan la producción de hormonas y esto provoca manifestaciones como pereza, cansancio, cambios en el humor, irritabilidad, trastornos del sueño, entre otras.

Como la testosterona no surte efecto, muchas veces, y de manera imprudente, piensan que la dosis fue insuficiente y se aplican dosis mayores. Con ello, los síntomas se vuelven más intensos, empeora el problema de erección y los testículos se atrofian o “se secan”. Asimismo, se corre el riesgo de perjudicar otros órganos, como la próstata y el hígado. Si se emplean reiteradamente, pueden causar daños en el corazón y el páncreas, además de elevaciones de la presión arterial.
Debido a que estos medicamentos son difíciles de conseguir en el mercado, algunos se aplican preparados de uso veterinario, que se administran en caballos y otras especies, con lo cual sufren efectos más graves y nocivos. Tal vez pueda sorprender, pero a ese extremo llega la osadía e imprudencia de algunos. 

Muchos hombres que no tienen problemas sexuales se aplican estos preparados de testosterona con la idea de incrementar el desempeño sexual, lo cual también es falso. Se entenderá que, al cabo de un tiempo, se arrepienten cuando comienzan a fallar sexualmente.Otros, por las modas imperantes, usan la testosterona de modo furtivo en gimnasios y centros de entrenamiento, con el propósito de aumentar la masa muscular y el rendimiento deportivo, sin saber de los efectos negativos. La angustia y la desesperación surgen cuando se percatan del mal rendimiento sexual.

Es importante insistir en que los problemas de erección rara vez son producidos por bajos niveles de testosterona. Nunca se debe recurrir a la automedicación, mucho menos de preparados hormonales. Cuando un hombre se ha automedicado con estos preparados de testosterona, debe consultar cuanto antes para ser valorado integralmente y someterse a un protocolo especial de desintoxicación, que permita al cuerpo recuperar la función de los testículos y revertir los efectos negativos.

Hoy la mayoría de los problemas sexuales son tratables con facilidad. Rara vez los médicos utilizamos la testosterona, porque usualmente son otras hormonas y otras enfermedades las que afectan el reflejo de la erección. En este sentido, lo idóneo es consultar, para efectuarse análisis integrales que posibiliten al médico encontrar la causa e instaurar el tratamiento.

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