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LA CRISIS Y EL SUEÑO UNIVERSITARIO

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LA CRISIS Y EL SUEÑO UNIVERSITARIO

En los momentos de crisis es cuando sale a relucir la visión de los pueblos. En momentos de crisis es cuando no queda duda alguna de la importancia de la educación. Es claro que un pueblo educado resiste y supera con más entereza los embates de la recesión económica.

Escribir al DR. Mauro Hoy

Tenemos que ser francos el mercado es cada vez más exigente. Antes bastaba con tener el sexto grado, luego se pidió un poquito más, el tercero año, luego el bachillerato, hoy el asunto ha cambiado, la exigencia va más allá, un título universitario se vuelve indispensable y en ciertas áreas una maestría o una especialidad.

En momentos de crisis tenemos que reflexionar sobre los costos reales de la educación universitaria para el núcleo familiar. El transporte, los gastos en libros, y sobre todo el tiempo que demanda y que impide que el estudiante se dedique  por entero a trabajar. Estos costos aumentan aun más,  cuando hablamos de los estudiantes de provincias, que tienen que viajar a San José, costear alojamiento, alimentación y separarse de su familia con todos los riesgos que esto implica.

Estas exigencias alejan a muchos estudiantes del sueño universitario. De ahí la  importancia de que incrementemos las sedes regionales de las universidades estatales. Hay carreras que no ameritan una infraestructura altamente costosa, como laboratorios, salas de disección, por ejemplo. Hay carreras que afortunadamente se pueden dar sin incurrir en grandes erogaciones tecnológicas, y son precisamente esas carreras las que tenemos que implementar en todos los rincones del país.

Es más económico y rentable,  tener centros universitarios en diferentes ciudades y pueblos que contemplar la movilización del estudiantado rural hacia la temida ciudad y desperdiciar el talento y futuro de muchas más que por aspectos estrictamente económicos son relegados del abrazo del alma mater.

Recordemos que esa gran masa de estudiantes que no entra a la universidad va a tener que lidiar con una vida más difícil, más austera y más llena de riesgos. Muchos de ellos rondarán la pobreza sino tienen la dicha de encontrar un trabajo como mano de obra no calificada. Lo más ingrato de todo esto es que  se puede configurar un futuro mejor si la universidad hubiese estado más cerca, más accesible, más viable.

Tenemos que procurar que los estudiantes de secundaria tengan en su horizonte el sueño universitario, que la continuidad de su formación educativa no se trunque por una razón geográfica, debemos evitar a todo costa que se conviertan en una generación más, víctima de la crisis.

Venta de libros del Dr. Mauro