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¿Qué conviene más: el miedo o la confianza, en función de la salud mental?

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¿Qué conviene más: el miedo o la confianza, en función de la salud mental?

Desde su perspectiva, y más allá del tema deportivo, pues esto se dio como experiencia de vida y como tal me agradaría saber su opinión respecto de qué es lo aconsejable: ¿vivir la vida desde el miedo o desde la confianza? 

Escribir al DR. Mauro Hoy

El tema de esta reflexión lo sugiere una comunicación de un distinguido lector. Nos escribe: “El día de ayer se presentó, ante una gran audiencia que llenó un salón del hotel Hyatt, el Sr.... (técnico de la selección de fútbol de mi país) para hablar de liderazgo, de éxitos y fracasos, y en particular me interesa resaltar su siguiente cometario: ´es mejor mantener el miedo en cada partido para estar alerta y superar el exceso de confianza´. Desde su perspectiva, y más allá del tema deportivo, pues esto se dio como experiencia de vida y como tal me agradaría saber su opinión respecto de qué es lo aconsejable: ¿vivir la vida desde el miedo o desde la confianza? Recuerdo uno de sus pensamientos: El temor es cobardía, el miedo es soledad”.

Aquí podemos destacar algunas variables en función de la salud mental:

1. Lo refiere un reconocido técnico de un equipo deportivo hasta ahora exitoso, técnico que también ha tenido fracasos manejando grupos a este nivel. Por extensión, el fracaso o el éxito en cualquier instancia de la vida dependerá generalmente de más de un factor, por lo que no es bueno el “reduccionismo” (atribuir todo un fenómeno conductual a una sola causa). Su salud mental y la mía dependerán de más de un factor.

2. El miedo como recurso para estar alerta puede ser útil en el caso de un peligro real cuando el enemigo nos puede destruir, por ejemplo en el caso de una amenaza a nuestra condición física, psíquica o social; de otra manera sería el camino más seguro para generar una actitud neurótica de ansiedad o un estado de paranoia delirante donde el paciente puede creer, fuera de la realidad, que está siendo perseguido.

3. Utilizar el miedo para superar el exceso de confianza no me parece una expresión feliz, siempre pensando en la salud mental, pues el exceso de confianza no se controla sanamente por el miedo sino por una triple actitud: aceptar nuestras limitaciones, reconocer las posibilidades de que las cosas vayan bien o mal, y aceptar los resultados con “espíritu deportivo” si es que hemos hecho el mayor esfuerzo posible para conseguir lo mejor posible en lo que estemos emprendiendo.

4. Finalmente, en su ligazón de miedo y cobardía para tratar de analizar lo dicho por el técnico deportivo, me parece que no hay ser humano que no esté expuesto a ambos, ya que todos tenemos algo de cobardes y algo de solitarios, pero, complementariamente, también tenemos de valientes y de integrados. Ante las posibilidades de éxito o no en una empresa, siempre pensando en la salud mental, creo que nadie puede sentirse campeón permanente, ni en un lado ni en otro. Sobre todo en este tiempo de la humanidad, donde esto de ganadores y perdedores es una de las trampas más perversas del consumismo (éxito = dinero = posibilidad de comprar lo último que se oferte, aunque no lo necesitemos). Siendo que siempre una minoría será la ganadora y la mayoría la perdedora, todo este proceso desencadenará en el individuo común, es decir, el normal, el que existe desde antes del individuo manipulado, la necesidad de cuestionar mensajes tan absurdos (como el de unos “científicos” europeos que acaban de ¡descubrir! que las personas más guapas [¿bajo qué criterio?] y las más altas, son las ¡más inteligentes!) Por cosas como estas es que algunos clamamos que, gozando de un patrón paradigmático sano, lo mejor sería buscar ser campeones en la aplicación del sentido común, siempre en función de nuestra salud mental.

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