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¿Qué papel juega el dolor en la salud mental?

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¿Qué papel juega el dolor en la salud mental?

Dr. Winston Villamar F. Phd.

Médico Psiquiatra

Escribir al DR. Mauro Hoy

 

El dolor es una sensación implacentera e indecible. Como indecible sugiere que no se puede describir como realmente es. Como implacentera, deja de ser una sensación neutra y se manifiesta como opuesta al placer. Siendo omnipresente  en la historia antropológica del ser humano, no puede pasar por alto ante el tema de la salud mental.

El dolor puede manifestarse desde cualquier lugar de la estructura humana.

El más superficial es el físico, que se origina en las terminaciones nerviosas pero que lo recepta el cerebro. Los médicos suelen preguntar cuál es su intensidad en una escala del 1 al 10. Realmente, yo no sé por qué hacen esto, pues aun este tipo de dolor es percibido de acuerdo a la sensibilidad de la persona: el mismo dolor medido por algún tipo de aparato podría ser referido por alguien como sintiéndolo en 4/10, mientras que por otro como 7/10 o un 8/10.

Otra es el dolor cognitivo. El que se produce cuando queremos ser creativos. Más que dolor es una sensación displacentera que se extingue cuando encontramos lo que buscábamos en nuestro campo mental. Paradójicamente, el que lo siente, si es sano emocionalmente lo experimenta como una sensación de parto, tal como vemos en una persona que está queriendo crear un nuevo plato para la mesa de su casa así como para quien está trabajando en un proyecto de ingeniería industrial.

Otro tipo de dolor es el emocional. Este cubre todos los otros campos psicológicos y aun llega a proyectarse al organismo (dando lugar a  la psicosomaticidad). Suele mezclarse con la angustia y la tristeza: se da comúnmente, cuando hay pérdidas que sean simbólicamente importantes para nosotros, sufrimiento corporal o de otra persona que esté frente a nosotros; a veces orientado a personas que no conocemos e incluso a alguien por quien hemos sentido o sentimos aversión por algún motivo declarado o no conciente. Es el más reconocible, psicológicamente  hablando.

También se da el dolor por las frustraciones y planes no realizados, que perturban el área de la voluntad. Este tipo de dolor puede ser egoísta o altruista; en muchas ocasiones provoca reacciones fuera de la realidad.

Y existe, así mismo, el dolor social. Se percibe en la calidad de vida de grupos humanos y suele llevar a preguntas deontológicas sobre cuán “humanos” somos los humanos.

Finalmente, está el dolor trascendente, en la esencia del ser. Cuando el ser humano se enfrenta a preguntas como el propósito de su vida y el destino de su existencia. Si no encuentra respuestas satisfactorias, le va a doler. ¿Qué es lo que duele ahí? La filosofía y la religión intentan dar respuestas; en la primera dentro de epistemología del ser, en la segunda dentro del campo de la fe.

Un elemento que no debemos soslayar en todo esto es la presencia de las lágrimas. Su rol en este caso es fundamental, puesto que permite el desahogo. Contenerlas puede ser muy dañino, siguiendo el dicho que “quien no llora por fuera llora por dentro”. Pero también hay que tener cuidado en controlarlas, para no caer en un mecanismo compasivo manipulativo.

Como vemos el dolor no ayuda en ningún sentido a la salud mental: Para mí es la realidad. Cuando duele, duele. En estos casos, lo mejor es encontrar a alguien que nos comprenda en ese momento.

 

Un pensamiento:

”El dolor es inherente a la naturaleza humana. La comprensión al doliente, también lo es”

 

SECCIÓN PREGUNTAS

 La invitación es a enviar sus preguntas, una por vez, en no más de dos líneas. De los lectores que nos escriben, ponemos solamente sus iniciales, en función de la privacidad.

 

En relación al boletín anterior (“¿Cuál es el modelo más útil en relación a nuestra salud mental?”), no hemos recibido preguntas.

 

REVISION DE OBRAS

José Luis Sampedro, elegido en 1.990 miembro de la Real Academia Española, escribe esta novela en 1.985. Llamada “La sonrisa etrusca”, se refiere a un viejo campesino calabrés que llega a Milán para vivir sus últimos días debido a una enfermedad terminal. Lo interesante de esta obra, fuera de la frescura con la que el anciano maneja el dolor, casi nunca manifiesto expresamente, es como esta sublimación la hace a través de una palabra, no revelada sino al final de la novela. Y tampoco en esta reseña, en mi caso para que usted no pierda el sabor del discurso.

 

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