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Soñando despierto

¿Cómo funciona el sueño diurno imperfecto en la salud mental?

Todos hemos soñado despiertos

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¿Cómo funciona el sueño diurno imperfecto en la salud mental?

Existen muchos tipos de sueño, entre ellos, el soñar despierto. En este artículo se analizan sus catacterísticas, el papel que juega la imaginación, el control, y su relación con el contacto con la realidad

Escribir al DR. Mauro Hoy

Cuando nos referimos al sueño imperfecto tendremos que hacer, en primer lugar, una diferenciación semántica: existen varias clases de sueños, y todos son imperfectos. Por ejemplo, el sueño biológico, el proceso onírico dentro de dicho sueño biológico, o los sueños para el futuro (los planes de vida). Aquí nos referiremos al sueño diurno, aquel que se da en cualquier momento del día, que también se llama soñar despierto, y que se establece por vías sanas o insanas. Es diferente a la imaginación o a la planificación. Durante la imaginación podemos organizar nuestros temores o deseos de manera que los controlamos o nos sobrepasan en función de su contenido, pero siempre podemos cortarlos de manera voluntaria.

En la planificación establecemos la voluntad de ser o no ser en función de algo que sea significativo para nuestras vidas, y esto de manera transitoria o permanente.

Pero en el soñar despierto es la mente la que se escapa a todo control y nos deja en un espacio que incluye la imaginación pero a la vez sin poderla controlar y sin que sus contenidos nos debieran de sobrepasar. Y siempre se refiere a algo para nuestro interés personal, visto este como provecho sano (positivo) o neurótico. Esta forma de proyectarnos es más que la expresión voluntaria de un deseo. Es el escape a la realidad para expresar algo que está incompleto en nuestra realidad como yo integrado. Esta es la razón por la que se da de manera extensa en la edad infantil. Y luego, en la edad adulta, en toda persona que no ha perdido la sensibilidad para hacer regresiones sanas a etapas previas de su vida, en una especie de revisita a sus formas tempranas de existencia.

Cuando uno experimenta el soñar despierto, la biografía personal puede determinar que esta experiencia se dé por vías sanas, como la forma de buscar la integración de un yo sano. Cuando lo es por vías insanas, lo que busca es completar una forma neurótica del ser. La diferencia está dada porque en el primer caso se “sueña” de manera positiva, feliz, posible y, curiosamente, realística. Cuando lo es por vías insanas, siempre estará presente la frustración, el temor, la ansiedad o la tristeza. Por ejemplo, alguien sueña con unas vacaciones y se imagina experiencias gratificantes para sí, mientras que otro sueña también con las vacaciones pero con aprensiones por posibles desgracias que se puedan dar en dicha experiencia.

Este soñar diurno, como se menciona antes, es, como en las otras formas de sueño, imperfecto. Esto significa que no se organiza como una configuración completa sino como un divagar donde toda nuestra estructura mental trabaja para avizorar pronósticos agradables o desagradables, posibles o imposibles, gratificantes o frustrantes, de corto o largo plazo.

Y como en el caso de los sueños que soñamos durante la actividad cerebral de nuestro dormir que es generalmente nocturno, la interpretación va por lo que deseamos o tememos. Sin embargo, a diferencia del sueño estando dormidos, en el caso del soñar despierto, generalmente esta experiencia no es caleidoscópica sino más simplista.

Su utilidad en salud mental se da porque nos da, en cierta medida, una señal de cuánto estamos todavía ligados a nuestras edades tempranas (sana o insanamente) y a la vez nos proyecta a jugar a ser felices o infelices tratando de completarlos dentro de nuestra realidad.

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