Quiero una cita

¿Entre cuántas formas de compañías podemos optar en salud mental?

Tabla de Contenidos

¿Entre cuántas formas de compañías podemos optar en salud mental?

Le sugiero que repasemos brevemente algunas de estas para considerar, así mismo de manera sucinta, su influencia en la salud mental.

Escribir al DR. Mauro Hoy

Como suele suceder en el curso de la historia, a muchos se nos puede estar escapando la percepción de que estamos en el tránsito desde la etapa tecnológica a la virtual. Y con ello a nuevas formas de comunicación. Sin embargo, no de formas de compañías, pues estas se han mantenido más o menos iguales desde que el ser humano existe. Le sugiero que repasemos brevemente algunas de estas para considerar, así mismo de manera sucinta, su influencia en la salud mental. En este caso, más que procurando definiciones escuetas, conversaremos a través de ejemplos:

1. La física: la naturaleza, los edificios, los parques, los árboles, las casas, el aíre, los utensilios que usamos en la vida cotidiana, los sonidos, los paisajes, las flores, otras personas, nuestra vestimenta, nuestro cuerpo, etcétera…

2. La simbólica: la verdad, el amor, la familia, la casi infinita gama de valores universales, “mi” padre, “mi madre”, la nación, la humanidad, etcétera…

3. La de la memoria consciente: lo que hice hace poco, las personas con las que me encontré ayer, las actividades que tengo que desarrollar, quien soy, mis alegrías presentes, mis dudas presentes, lo que quiero ser, etcétera…

4. La de la memoria inconsciente: la que se revela en mis sueños, la que me empuja a reaccionar de tal o cual manera, aquella que se marcó en algún surco de mi neuropsicología de infancia, etcétera…

5. La traumática: el recuerdo de alguna pérdida que no he podido resolver como duelo significativo, la frustración en anhelos o por respuesta inadecuada de parte de otros o de mí mismo, etcétera…

6. La gratificante: una sonrisa, una mirada amable, el reconocimiento espontáneo, el perdón recibido, la aceptación por el grupo, el objeto que siento apreciado por mis sentidos, el descanso no reflexivo o reflexivo, etcétera…

7. La emocional: la alegría, la tristeza, la soledad nutriente o la desoladora, la ira o la placidez, la exaltación efusiva o la sensación de desgano, la no bien definida, etcétera…

8. La cognitiva: ideas, pensamientos, razonamientos, filosofías de la vida, las elaboraciones como respuestas a algún estímulo recibido, etcétera…

9. La no tan significativa: la brizna de presencia que pasa, el suspiro que no llega a respiración intensa, la conversación banal que oímos pero no escuchamos, el extraño aunque sea alguien con quien hemos convivido por años, etcétera…

10. La significativa: la persona que hemos visto por muchos años y cada vez es como que fuera la primera por la alegría de verla, el pensamiento que nos acompaña cuando tenemos que tomar decisiones en función de nuestros valores, el sentimiento permanente que nos bloquea o que nos anima, “esto” o “aquello” que nos hace sentir reconocidos, etcétera…

Y pensar que hay millones y millones (en este tiempo en que estamos en plena transición global de la técnica a la virtualidad, con películas en tres dimensiones y comunicaciones tan fantásticas como las que provee el internet) que languidecen en soledad, y que cuando escogen compañía lo hacen con la menos adecuada, probando una vez más que en esencia se nos da la compañía de lo paradojal: siendo privilegiados con el don de la conciencia no solemos aprovecharla para nuestra felicidad. 

Venta de libros del Dr. Mauro